El punto de salida fue la Iglesia de los Reyes Catolicos. Desde alli nuestros pasos se dirigieron a la casa del Greco, pasando antes por Santa Maria la Blanca y una visita al parque situado enfrente de Roca Tarpeya. De la casa del Greco nuestros pasos se dirigeron a la zona que esta encima del Palacio de Fuensalida.
Una parada tecnica en Santo Tomé para alimentar nuestros estomagos antes de reiniciar el camino. La judería, los cobertizos y la zona de la calle Alfileritos fueron zonas visitadas. Todo este camino fue acompañado, y principal motivo de la visita, de la disertacion de leyendas, como la del Baño de la cava, la leyenda de la casa del Armiño o la del beso en la epoca de la invasion francesa. A la vez que se narraron historias sobre distintas casas que hay en el casco histórico.
En las afueras de Toledo, junto al puente de San martín, se encuentra un torreón conocido como el baño de la Cava. El origen del nombre es oscuro, según la leyenda, el último rey Godo, Don Rodrigo, sedujo a Florínda de la Cava, hija del Conde Don Julián, tras haberla visto bañarse. Su padre, Don Julián, se vengó ayudando a los Árabes a cruzar el Estrecho de Gibraltar dando lugar a la conquista de la península
El conde Don Julián, con alto cargo en el norte africano, había enviado a su hija Florínda a la corte toledana en la busqueda de una buena educacion y mejor boda. Florinda se acostumbraba a bañarse al píe de aquel puente de barcas, que entonces había en los parejos del actual puente de San Martín, y del que aún se conserva una parte de su cordón defensivo y uno de los torreones de enganche. Un buen día, Don Rodrigo descubrió el apetitoso cuerpo de Florínda y se dispuso a degustarlo al precio que fuera... Conseguido el festín, la joven recibiría el sobrenombre de La Cava, que traducido del árabe significa prostituta.
El honor de la familia fue mancillado y debia tener su correspondiente venganza. Florínda, hecha polvo, bajaba al río a diario a llorar sus "vergüenzas", penitencia que llevó a cabo hasta su muerte. Poco después los vecinos comenzaron a ver dos fantasmales espectros que aparecían en lo alto del torreón, figuras difuminadas de hombre y mujer que permanecían toda la noche. Esto siempre coincidía con terribles tormentas y riadas que arruinaban les cosechas de los que vivian pegado al río, por lo que para encontrar una solucion acudieron a un santo ermitaño de los cerros cercanos a ver qué podia hacer.
Al empezar a orar, Florinda se le apareció para rogarle, también ella, que intercediera con sus rezos en favor de su alma arrepentida. Y he aquí que el milagro se produjo; los despojos de Florinda, cuyo cuerpo había quedado abandonado en el torreón desde su fallecimiento, se recompusieron con la misma hermosura de su juventud y, ante las maravilladas miradas de los fieles, el cuerpo de Florinda avanzó hasta sumergirse en las aguas del Tajo. Desde entonces nadie ha vuelto a ver fantasmas por allí. Florinda había sido perdonada.
Comentarios
Adelante con el blog, esta muy bien.
Saludos Julián
Sigue con tu blog madridista
Saludos un atletista.
Indio loco
Abrazos.
Muchísimas gracias y ojalá puedas ayudarme