Callejeando por Madrid


Fotos. Pedro Ignacio Fernández

Seguimos callejeando por Madrid a través de las placas que dan nombre a sus calles.

Empezamos por la calle Postas, cercana a la Plaza Mayor, se debe a su nombre a que en la misma se encontraba la oficina de postas o correos. En esta calle se conserva el hotel más antiguo de Madrid, La Posada del Peine.


La Calle de la Flor Alta empieza en Libreros y desemboca en la Gran Vía. Destaca en su recorrido el palacio de Altamira, pequeña joya neoclásica del XVIII proyectada por Ventura Rodriguez, que pemaneció en manos de los marqueses de Altamira hasta finales de los ochenta, ocupando actualmente el Instituto Europeo de Diseño.



La calle de Caballero de Gracia, baja desde Montera hasta el inicio de la calle de Alcalá, debe su nombre a Jacobo de Grattis, vecino de esta calle en el siglo XVI y que era dueño de numerosas casas. De entre sus edificios, destaca el Oratorio del Caballero de Gracia.




Desde la calle del Principe hasta las Cortes está la calle del Prado. Es una calle que respira arte, literatura y pensamiento por todo su recorrido, ya que ha sido sede de cafés, periódicos anticuarios y también, la sede del Ateneo, cuya sede actual data de 1884, ya que cambió de ubicación varias veces. 


Situada entre la calle Mayor y la calle de la Villa, esta calle debe su nombre a que construido en su recorrido el Palacio de los Uceda, en 1717 se trasladaron todos los Consejos por decisión de Felipe V, a excepción del Consejo de Estado que permaneció en el Real Alcázar. Cuando la Constitucion de Cadiz suprimió todos los Consejos de la Monarquía, a excepción del Consejo de Estado, éste fue trasladado por fin al palacio del Pretil de los Consejos, hacia 1858. Y desde fines del XIX hace uso del mismo la Capitanía General de Madrid.


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