Fotos. Pedro Ignacio Fernández
Un espacio poco conocido en Madrid, el cementerio de los ingleses. Su primitivo lugar fue la plaza de Colon, pero el crecimiento de la capital hizo que se tuviera que trasladar a otro lugar. Fue en 1854 cuando se creó el actual Cementerio
Británico, en Carabanchel, situado en la calle de Comandante Fontanes. Se creó
para ser un lugar en el que los cristianos no católicos pudieran ser
enterrados, ya que no eran admitidos en otros cementerios existentes en aquel entonces.
Era gestionado por un grupo de británicos establecidos en Madrid.
Con el paso del tiempo, no sólo
fueron ingleses los enterrados sino que también fueron de otras nacionalidades,
incluyendo luteranos, miembros de la iglesia ortodoxa rusa y griega, judíos, ya
que la legislación española no permitía enterrarlos en los Cementerios Civiles.
La fachada está construida en
ladrillo revocado y sobre la puerta hay un escudo del Reino Unido. No sólo
destaca por su estilo de enterramiento o procedencia de los enterrados, -hay
inscripciones en latin, francés, alemán, hebreo o español- sino también por
quién está enterrado. Por ejemplo, el fundador del Circo Price, el fundador del
Restaurante Lhardy, la familia Loewe y la dinastía Bagration (casa regente de
Georgia).
Se puede visitar los martes,
jueves y sábados, de 10:30 a 13:00. Merece la pena visitarlo.
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