Texto. Maria Jose Mercader
Fotos. Pedro Ignacio Fernández
Fotos. Pedro Ignacio Fernández
Hoy, palabras de denuncia, de lucha por la justicia social, palabras para el recuerdo de injusticias y que a fecha de hoy, no nos olvidemos, se sigue realizando la explotación del hombre por el hombre.
Mina
Agrupa Vicenta, sita en La Unión (en la Sierra Cartagenera), hoy eres un museo
más en nuestra Región, pero hace más de
un siglo fuiste el sustento de muchos
hombres y algunos niños. Trabajo duro y oscuro bajo tierra, llegando incluso a
superar los 50 grados.
Humedad y penuria
a cambio de unos vales que se debían utilizar sólo en los economatos propiedad de los dueños de la mina y que se convertían en ropa y
alimentos para acallar sus estómagos hambrientos. Muchos mineros, y
entre ellos mi bisabuelo, fundieron su vidas como se fundían los metales una vez extraído de las rocas. La silicosis destruía sus pulmones y con
menos de cuarenta años, muchos de ellos ya eran enterrados.
“Tiempos
difíciles” dirán algunos, aunque los
actuales no lo son mucho menos.
A
todos vosotros los mineros, mi pequeño homenaje:
EL NIÑO MINERO
El niño minero
trabaja de sol a sol
sin sentir el calor
del astro amarillo,
pues enterrado en vida está
sacudiéndose la piel
a golpe de martillo.
El niño minero
se ahoga día a día entre piritas,
oro mentiroso
que convertirá sus pulmones
en piedras de metales
no preciosos.
El niño minero
no juega, ni dibuja ni aprende,
sólo trabaja
entre sus sudores
y duerme,
y de vez en cuando, come y bebe.
Cuando se le apaga el candil
debe esperar
a oscuras y sin miedo
a que alguno de sus compañeros
le ilumine el abrupto
y oscuro
camino hacia la esperanza.
Esperanza de una nueva España.
Las fotos están tomadas en el Parque Minero de la Unión.
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