Ermita de San Frutos (Hoces del río Duratón, Segovia)

Fotos. Pedro Ignacio Fernández
En la provincia de Segovia y llegando a la iglesia de Santo Tomás, en Villaseca (Carretera SG-V-2418) se toma una pista de tierra que nos lleva hasta el aparcamiento y desde ahí iniciamos un agradable paseo, un recorrido corto sin ninguna dificultad que nos llevará hasta la Ermita de San Frutos, (plano) el lugar más visitado del Parque Natural de las Hoces del Duratón. La ermita está construida en uno de los meandros que forman las hoces del Duratón, meandros encajonados sobre un cañón de paredes calizas de hasta 100 metros de altura. Y podremos ver no sólo las diferentes formas que hace el río, sino buitres leonados sobrevolando nuestras cabezas, zona que alberga la mayor concentración de buitres de Europa.

























La ermita, románica del siglo XII, está edificada sobre restos romanos y es de una sola nave. La desamortización de Mendizábal en 1836-1837 y un posterior incendio llevó a la ruina al edificio monástico, declarado monumento nacional en 1931. Para acceder a ella debemos atravesar un puente de piedra que salva una grieta llamada "la cuchillada". Junto a la ermita están los restos del monasterio benedictino y junto al ábside podemos ver sepulturas antropomorfas excavadas en la roca. Y antes, en la misma entrada, la cruz de hierro sobre un pedestal de piedra en el que figuran las siete llaves de Sepúlveda.


Y para terminar, qué mejor que disfrutar de la gastronomía de la zona. En Prádena, comimos en el Restaurante Cañada Real, (localización) donde pudimos degustar un maravilloso cochinillo regado con vinos de la tierra, un lugar totalmente recomendable por la calidad de sus productos, la forma tradicional de prepararlos y el ambiente agradable del que disfrutamos.




Comentarios