Fotos. Pedro Ignacio Fernández
El Corpus Christi es la celebración religiosa principal de la ciudad de Toledo, y desde 1980 declarada de interés turístico internacional. Las calles del casco histórico se engalanan de flores y tapices, el recorrido es cubierto por los toldos y las calles huelen a tomillo.
También es tradicional el desfile de gigantes y cabezudos acompañados por la Tarasca, que se desarrolla por el mismo recorrido que tiene la carrera procesional, saliendo el miércoles por la tarde y el jueves unas horas antes de la procesión. Todos ellos son acompañados de bandas de música.
La tarasca tiene forma de cuerpo de galápago, alas de vampiro y cabeza de serpiente, y sobre su lomo lleva una muñeca, que según la tradición, sería Ana Bolena. Suele escupir humo por su boca para asustar a visitantes y toledanos. Los gigantones representan los cuatro continentes conocidos en el siglo XVIII y también a los Reyes Católicos, los reyes musulmanes y al alcalde y alcaldesa de Toledo. También desfilan Juan de Padilla y su esposa, María de Pacheco, y en este año conmemorativo, Alfonso X.
No hay rincón que no se engalane, se decore. Es un placer para la vista recorrer sus calles y admirar lo bella que está la Ciudad Imperial. Y como dice el dicho:
Tres días tiene el año que lucen más que el sol:
Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Asunción.
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