Poema. María José Mercader
Foto. Pedro Ignacio Fernández
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Hay puertas que no necesitan llave maestra,
sólo depende de ti y de tus circunstancias
que se mantengan cerradas o abiertas.
La puerta de la paz y la guerra,
la del amor y el desamor,
la de la alegría o la pena,
la de la diversión o el tedio.
Sal siempre por la puerta grande
y enrédate con la vida
en cada baile que ella te brinde,
puede que el espectáculo no sea lo esperado
pero será arte al fin y al cabo,
mas lo importante es no perderte ningún baile
que valga la pena ser gozado.
Y si un día la puerta grande se atasca,
sal por otra más pequeña
o por una ventana si no hubiera otra artimaña
de llegar hasta el vals de tus sueños.
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